“Suavizan las notas,
al compas de las melodías;
distrayendo los sentidos
de la gente enardecida.
Obligando a los afligidos
entender su canción
que canta a la luna
y alegra el corazón.
Tentando a la suerte
sollozar al tocar el piano,
sin ruido ni prejuicio
suena la melodía al claro.
Donde se encuentran las golondrinas,
y las notas continuarán,
formando en el abismo
un sonido singular.
Un tranquilo despertar
que amena la conciencia;
aumenta los sentidos
y comprende que ya no hay guerras.
Es una melodía de la vida
que se baila día a día;
con soltura en volteretas,
que a lo lejos forma hermosas siluetas,
y se baila con locura alguna
como es el ‘Claro de Luna’” María José López Muñoz
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