"Se desvaneció, cayó a pedazos en el vasto cielo oscuro. Interpretando como si fuera de cristal, porcelana o papel. Como si el mundo se desvaneciera ante mi iris. Dejándome al borde de la locura. Como si no tengo un final de un haz de luces deslumbrantes y una cometa de mil colores. Como si estuviera desangrando por las cortaduras indelebles que ha hecho en mi corazón. Como si la vida fuera de color rojo pasión y de repente todo se esfumara y convirtiera en negro como la noche, pero hasta la noche tiene estrellas, tiene esperanza por ver una amanecer. Y siguiera desangrando mi corazón, estropeando mi alma que no me pertenece porque se la presté. Como si existiera un sol en mi interior y no puedo luchar y ¡si!, no puedo y ¡si!, no existo. Solo viendo como el tiempo consume mis penas y las vuelve alegrías y como el tiempo consume mi alegría y la vuelve en melancolía. Pero estoy aquí, abastecida de ti. Abastecida por tanto sufrir, por tanto drama que a través de mi, vi. Pero sigo sin drogarme de la esencia autónoma de la ley, sigo sin confiscar mis órganos al ingerir todo alcohol etílico de sabor locura con esencia a miel. Sigo sin despertar, en un sueño que fracaso, en un sueño donde la luz complicará mis días hasta convertirme en la locura misma y convertirme en lo que nunca tal vez imaginé. Ese dueño de mi alma, ese ser que le regale más que mi ser; pensó que no me convertí dependiente de él. Como si mi corazón al desangrar extrajera el nombre de él. Como si todo lo oscuro de pronto tornara un color claro, un color sin dolor. Pero sigo de pie por milagro, por ver como continua la secuencia de esta vida que tal vez en poco tiempo deje y me vaya cerca de una ángel, que me amo como nadie y que me acompaña hasta que un día trascienda a vivir otra vida peor o mejor que esta o puede que mi alma quede errante ante un limbo insignificante, o puede que mis venas se curen antes que la sangre tropiece mis pasos y caiga desmayada ante el suelo de un tez blanco como elegí el vestido donde cerraría el oficio a convertirme en parte de aquel, aquel que sin objetivos me lleno y me dejo en este estado ansiolítico y en esta necesidad de oxígeno. Pero sigo parada frente a mi imaginación como si la magia existiera y fuera elegida vivir la vida en libertad. Sería un perfecto nómada de la vida, sin preocuparme por imágenes sin fronteras que se opacan y se hacen negras, tal vez por ello el miedo a la oscuridad no se va de mí. Tal vez porque la soledad cuando me visito en mi infancia me pidió consumir mi energía y vivir cerca de mi y yo me embelese de tanta belleza eminente y de tanta melancolía que supuse era mi bien y la acepté. Ella vino con un color oscuro, ella al entrar me cubrió de negro para no ver claridad y no ver a la felicidad que es vestida de blanco, más la soledad me vistió de malva como mi aura. Y yo pedí rescate en ese ser, en el que ahora ha desvanecido mi felicidad y me ha convertido en un objeto que no quiere vivir, será que este es mi fin y correré a brazos de mi ángel que dulcemente me acariciará y me dirá que todo estará bien, o sigo cobardemente en esta vida sin o con objetivos. Aceptaré partir ¡si!, aceptaré que sea mi fin. O si un milagro aparece pediré que cierre mi corazón lacerado y que se lleve a la soledad que ha caminado cerca de mi, puesto que sabía que con el tiempo se olvidarán de mi, pero aun así soy demasiado imperfecta para morir." María José López Muñoz
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Majito Ló
domingo, 9 de octubre de 2011
Imperfecta Para Morir.
"Se desvaneció, cayó a pedazos en el vasto cielo oscuro. Interpretando como si fuera de cristal, porcelana o papel. Como si el mundo se desvaneciera ante mi iris. Dejándome al borde de la locura. Como si no tengo un final de un haz de luces deslumbrantes y una cometa de mil colores. Como si estuviera desangrando por las cortaduras indelebles que ha hecho en mi corazón. Como si la vida fuera de color rojo pasión y de repente todo se esfumara y convirtiera en negro como la noche, pero hasta la noche tiene estrellas, tiene esperanza por ver una amanecer. Y siguiera desangrando mi corazón, estropeando mi alma que no me pertenece porque se la presté. Como si existiera un sol en mi interior y no puedo luchar y ¡si!, no puedo y ¡si!, no existo. Solo viendo como el tiempo consume mis penas y las vuelve alegrías y como el tiempo consume mi alegría y la vuelve en melancolía. Pero estoy aquí, abastecida de ti. Abastecida por tanto sufrir, por tanto drama que a través de mi, vi. Pero sigo sin drogarme de la esencia autónoma de la ley, sigo sin confiscar mis órganos al ingerir todo alcohol etílico de sabor locura con esencia a miel. Sigo sin despertar, en un sueño que fracaso, en un sueño donde la luz complicará mis días hasta convertirme en la locura misma y convertirme en lo que nunca tal vez imaginé. Ese dueño de mi alma, ese ser que le regale más que mi ser; pensó que no me convertí dependiente de él. Como si mi corazón al desangrar extrajera el nombre de él. Como si todo lo oscuro de pronto tornara un color claro, un color sin dolor. Pero sigo de pie por milagro, por ver como continua la secuencia de esta vida que tal vez en poco tiempo deje y me vaya cerca de una ángel, que me amo como nadie y que me acompaña hasta que un día trascienda a vivir otra vida peor o mejor que esta o puede que mi alma quede errante ante un limbo insignificante, o puede que mis venas se curen antes que la sangre tropiece mis pasos y caiga desmayada ante el suelo de un tez blanco como elegí el vestido donde cerraría el oficio a convertirme en parte de aquel, aquel que sin objetivos me lleno y me dejo en este estado ansiolítico y en esta necesidad de oxígeno. Pero sigo parada frente a mi imaginación como si la magia existiera y fuera elegida vivir la vida en libertad. Sería un perfecto nómada de la vida, sin preocuparme por imágenes sin fronteras que se opacan y se hacen negras, tal vez por ello el miedo a la oscuridad no se va de mí. Tal vez porque la soledad cuando me visito en mi infancia me pidió consumir mi energía y vivir cerca de mi y yo me embelese de tanta belleza eminente y de tanta melancolía que supuse era mi bien y la acepté. Ella vino con un color oscuro, ella al entrar me cubrió de negro para no ver claridad y no ver a la felicidad que es vestida de blanco, más la soledad me vistió de malva como mi aura. Y yo pedí rescate en ese ser, en el que ahora ha desvanecido mi felicidad y me ha convertido en un objeto que no quiere vivir, será que este es mi fin y correré a brazos de mi ángel que dulcemente me acariciará y me dirá que todo estará bien, o sigo cobardemente en esta vida sin o con objetivos. Aceptaré partir ¡si!, aceptaré que sea mi fin. O si un milagro aparece pediré que cierre mi corazón lacerado y que se lleve a la soledad que ha caminado cerca de mi, puesto que sabía que con el tiempo se olvidarán de mi, pero aun así soy demasiado imperfecta para morir." María José López Muñoz
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